24 de febrero de 2008






¿Son las zapatillas nike un mecanismo de socialización para los adolescentes? María González
Además de las necesidades fisiológicas que tenemos todos los humanos, como alimentarnos o resguardarnos del frío, existen otras como los vínculos afectivos o la socialización que son igualmente imprescindibles. Los publicistas son plenamente consciente de este hecho, y en su afán de conseguir nuevos espacios de crecimiento económico se ha especializado en la creación de nuevas necesidades, en realidad se publicitan cosas que no se necesitan, y esta es la forma de generar un nuevo consumo.
El mecanismo publicitario dirigido a adolescentes es sumamente eficaz. Consiste básicamente en asociar valores importantes para los adolescentes a determinados productos, de manera que finalmente se consigue que el consumo sea un elemento clave para la socialización. Si usas un determinado desodorante ligarás más, llevar zapatillas de marca te hará tener más éxito social... en definitiva, cuanto más dinero tengas más posibilidades tendrás de triunfar en la vida.
El consumo se percibe por los adolescentes como una fuente de identidad que permite diferenciarse de los demás, de manera que permite encajar mejor en un determinado grupo o bien diferenciarse de él.
En este sentido el proceso de mercantilización ha ido incrementando exponencialmente, de manera que ahora vemos natural pagar por cosas que antes eran gratis: las plazas públicas de reunión se sustituyen por lugares de encuentro privados, como bares o discotecas en los que hay que pagar por estar, y para hablar ya cada vez se buscan menos espacios comunes entre los adolescentes porque la conexión se establece vía móvil. Estos procesos hacen que cada vez se vaya perdiendo más el sentido de colectividad frente al individualismo.
Este mecanismo va más allá de lo obvio, ya se sabe que los anuncios publicitarios que aparecen en la televisión tienen una gran influencia en los adolescentes, pero lo alarmante es que cada vez más esta publicidad está copando los espacios educativos, por ejemplo esponsorizando eventos deportivos dirigidos a adolescentes como la copa coca-cola.
Los adolescentes son capaces de pensar y razonar de una manera bastante acertada sobre estos asuntos, porque se dan cuenta que comprarse algo de ropa cuando uno ha tenido un mal día no soluciona los problemas a largo plazo. Sin embargo, esta forma de actuación si supone una recompensa inmediata, una pequeña satisfacción que es fácil de alcanzar. Los procesos educativos que pretenden crear personas que sepan consumir de manera crítica y responsable son procesos lentos, que requieren más esfuerzo personal y colectivo a largo plazo, y lo que ocurre es que finalmente suele ganar la recompensa a corto plazo.
Hay múltiples agentes educativos que actúan en los adolescentes, pero mientras que la familia o las escuelas andan desorientadas respecto a qué rumbo tomar, la publicidad marca una potente y agresiva línea de actuación a través de unos mensajes tremendamente claros y eficaces: si consumes tendrás más éxito, consume y serás feliz.