En estos primeros días de clase donde empezamos a conocernos alumnos y profesores miro la cara de mis alumnos de bachillerato y ciclo de grado medio (chavales de 17 a 19 años) que deberían estar felices, contentos,... (a esa edad uno es feliz) pero no es así. Les falta motivación. Da igual lo que les presentes y cómo lo hagas.
Este verano estuve de vacaciones en Vietnam, en el pueblo de SAPA. Allí conocí a una niña de 14 años de un poblado étnico que carecía de muchas de las cosas que para nosotros serían imprescindibles, con la que pude conversar durante dos horas: sabía inglés, francés, vietnamita y su dialecto. Sólo le enseñaban en el colegio el vietnamita, el resto lo había aprendido con los turistas. La cara de felicidad de esa niña hace mucho tiempo que no la encuentro entre mis alumnos.
Hace tiempo un profesor de Comercio y Marketing de la Universidad privada de ESIC fue a darle una charla a mis alumnos. El profesor es fantástico, estar en esa charla es como estar una hora en el Club de la Comedia. Le comenté lo motivador que me parecía esas clases para mí y para los alumnos y me dijo: "Si tenemos que hacer el pino para conseguir captar la atención de nuestros alumnos, pues tendremos que hacerlo"
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